Sinceramente “descansar” es un verbo que extrañamente entra en mi vocabulario; lo que sí hice fue llegar a mi casa, abrir una botella de vino y relajarme. Estoy entrevistando copys para suplir una vacante y cuando leo en sus currículums “trabajo bien bajo presión” no les creo. Es un tanto alterante ese enunciado y es que, a menos que trabajes en un call center y vivas todo el tiempo “bajo presión” porque del otro lado de la línea todo el tiempo te están gritando por el mal servicio que presta la compañía para la que trabajas, nadie trabaja “bien bajo presión”.
Bajo presión se solucionan problemas, se atan cabos, se resuelven y modifican hechos que aparentemente no tienen solución, pero no se trabaja y mucho menos en creatividad; ¿a quién se le va a ocurrir un buen comercial cuando estás bajo presión? Por lo menos a mi no. Lo que se necesita en estos casos es relajarse y pensar. No descansar, relajarse. Tener la filosofía de que lo que tenga que suceder sucederá y nadie podrá impedirlo, de que haremos nuestro mejor esfuerzo y más para que el cliente y todo el mundo esté contento, pero si la bomba tiene que explotar pues lo mejor es relajarse y dejarse llevar, porque si no te lleva la onda expansiva y al final acabas muerto. De cansansio o de hastío, pero muerto.
Vino, música, cigarro: las ideas fluyen más y mejor y el lápiz se mueve escribiendo cuanta pendejada se me va ocurriendo.
Miro al techo y pienso: los creativos somos una especie de héroes de carne y hueso que sacamos lines urgentes en cinco minutos, que revisamos copias de trabajo con un ojo y el copy con el otro, que corregimos textos y ortografía al mismo tiempo que pulimos lo que está escrito, que pensamos en nuevos formatos y nuevos comerciales sin hacer caso cuando Cuentas nos dice que eso no va a funcionar, que conoces al cliente y que eso jamás le va a gustar. Y como todo buen héroe siempre al pie del cañón.
Miro mi cuaderno y veo que tengo unas páginas llenas de nuevas ideas y debería ser fácil venderas, pero cuando nadas contra corriente la situación se vuelve más difícil.
Y me pregunto: ¿cuándo fue el momento en el que los de Cuentas (claro, no todos porque hay unos valiosísimos) decidieron nunca más hacer estrategia y sólo dedicarse a tomar dictado de lo que necesita el Cliente, darle copy paste y mandar un mail pidiendo exactamente lo que Cliente quiere?
Pero lo que es peor, ¿cuando fue el momento en el que nosotros como profesionales creativos decidimos ceder ante su juego, y volvernos parte de este cáncer burocrático que cada día inunda más y más nuestra amada profesión?
Pero hay que pagar la renta, el teléfono, el cable, el gas, el agua, la gasolina y las cervezas… así que cierro mi cuaderno con nuevas ideas, y me dispongo a venderlas.
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