Estos días han sido un terremoto publicitario para algunas personas del medio; el tema de publicidad reciclada ha tomado ciertas proporciones que en muchas ocasiones se volcaron hacia lugares que nadie imaginó y hasta raspados y heridos hubo en el accidente.
Ésto me pone a pensar en toda la gente que conozco y ha tenido en la cabeza y en el cuello los dientes del Cliente, y ha sentido la presión que se eleva en las Agencias al momento de la hora final de entrega de la campaña y encontrarte que estás en ceros, con el cuaderno lleno de estupideces y nada funciona, y me tomo el atrevimiento a decir que prácticamente a todo el mundo nos ha pasado por la cabeza reciclar alguna pieza de nuestro pasado, o incluso todavía peor al reciclar algo que ya existió sólo cambiandole algunas cosas.
La ética publicitaria es un tema muy generico, es un abanico que incluye y apunta hacia muchos lugares, pero a grandes rasgos se trata de tener el poder cívico de de hojear libremente el Archive, o el One Show, o el New York Festival o cualquier bitácora publicitaria ganadora para tomar inspiración en los momentos más obscuros del pensamiento; ese momento en el que las ideas de esconden detrás de cada una de las neuronas que componen nuestro cerebro y listo, una vez captada la idea entonces sí sacar la campaña del anonimato.
Pero entonces, ¿eso mismo no será publicidad reciclada? Muchos dirán que no y otro tanto dirá que sí, pero personalmente yo veo los libros, archivos y anuarios como un escaparate tentador, pero intocable más no inalcanzable.
Me imagino que el plagio industrial en todo tipo de negocios es el pan de cada día y en algunos casos es castigado hasta con penas legales, sin embargo creo que a nadie le afecta tanto a nivel industrial como a nosotros los publicistas… quizá a quienes escriben software, pero eso es algo mucho más regulado y castigado.
La gente baja música sin pagar un centavo, la gente ve y compra películas que le costarán una mínima parte de lo que supuestamente costaría, y si se ponen a pensar detenidamente, los publicistas somos unos de los mayores piratas al aprobar saunds a like para muchos de nuestros comerciales. Pero ése es un tema muy amplio que tocaré en otro momento, sin embargo es real y no se vale quitarle el derecho a un músico de cobrar regalías por una música original, y pagarle a un tipito que haga una canción muy parecida para librarnos de problema.
Por más leyes que se escriban en torno al asunto, por más dedos que señalen hacia los culpables, por más técnicas que se utilicen y por más grande que pongamos el nombre de los creadores de ciertas ejecuciones creativas, el robo de ideas sólo será mantenido a raya cuando exista en uno mismo la ética moral, cívica y por supuesto publicitaria.
Eso mis amigos, simplemente es educación y conocimiento que reditúa en ética.
Read Full Post »